Ernaitzu y sus faldas herbáceas hacen de este un lugar perfecto para el pasto del ganado del valle. Por ello, la primera parte de la bajada es un tanto «agro». Muchos senderos, sin un claro trazado, harán destacar al rider más habilidoso. Tras una primera parte de bosque en el que las raíces son protagonistas, salimos a una segunda campa herbácea. El sendero que la cruza desaparece, encendiendo nuestra bombilla de la orientación, ya que tendremos que cruzar la campa por el camino más corto.

Inmediatamente, nos toparemos con la valla que nos separa de la felicidad. A partir de aquí, festín de curvas rápidas y zonas divertidas, a través de un precioso hayedo, por un camino antiguo divertidísimo creado por nuestros antepasados, el cual me hace pensar que intuían que dentro de unos años íbamos a disfrutar bajando en nuestra bici por ahí