Tal y como dijo Arquímedes, “dame una azada y moveré el mundo”. Estoy en una relación estable y sana con los senderos: yo les doy cariño y amor, y estos me otorgan la felicidad. No necesito más.
Mi pasión por el enduro y la naturaleza me llevó a cambiar una pelota por dos ruedas. Acogido en las montañas de Basaburua, disfruto limpiando y rodando en cada kilómetro de sendero.
Deportista apasionado por la MTB desde hace 21 años, amante de la fotografía, retratos, naturaleza, paisaje y la cerveza después de una ruta épica en la montaña con amigos.
Mi felicidad viene de la música metal, el enduro, enredar en el monte y beber birra. Soy ingeniero apasionado así que prepárate para que te dé buenas chapas sobre cosas que no te importan.
Llevo 50 años entre montañas, de los cuales 35 disfrutando encima de la bici. El agua del monte es la poción que necesito para seguir buscando senderos antiguos y para limpiarlos.
Además de apasionado, es una biblioteca andante del mundo de las bicis. Si no está encima de la bici es bastante probable que lo veas al otro lado de la cámara de fotos.
De cosecha tardía en esto del enduro, es adicto al Slow Flow. Más diestro con la tecla que con la azada, la orientación no es lo suyo. No le preguntes por dónde va la senda que te enviará a Cuenca.
Soy un Labrador retriever bastante salvaje. Mis mayores aficiones son ladrar a piedras y arrancar raíces. Si veo un charco no pierdo la oportunidad de bañarme en él y llenarme de barro. Voy a estar vigilando en cada peralte y salto para ver si están bien construidos. Si lo que buscas es paz, mejor que no estés cerca de mí.